Te despiertas en friega a las 6:00 de la mañana, te arreglas, desayunas lo que puedes -si es que te da tiempo- y sales corriendo a dejar niños y a la oficina. En la oficina estas 8 horas sentada (seguramente en una silla incomoda, que te joroba y hace que tu panza se cuelgue), con una hora de comida que solo te alcanza para el changarro de enfrente, para salir de tu oficina de noche, llegar a tu casa, a checar tareas, dormir niños y solo tener tiempo para cenar algo empacado (que seguramente no tiene nada de sano) y DORMIR.
Que cansado no tener ni un minuto para ti, para cuidarte, para hacer ejercicio, para elegir tu dieta. Y a esto súmale la presión social por tener que verte bien, sonreír y estar flaca en todo momento. ¡ES AGOTADOR vivir así! Tienes que hacer un cambio. Un paso a la vez.
Primero con tu alimentación... puedes el fin de semana darte un tiempo para crear menús saludable y fáciles de hacer y tenerlos listos en el refrigerador para toda la semana. Agrégale 2 litros de agua diarios.
En cuanto al ejercicio puedes levantarte cada hora de tu lugar de trabajo y caminar 5 minutos.
No olvides tu cuidado personal, puedes aplicarte EL ALCOHOL DE LA TÍA VERDE saliéndote de bañar para nutrir y reafirmar tu piel, no te toma más de 3 minutos.
Por último antes de dormir siéntate 5 minutos sola a agradecer 3 cosas buenas de tu día. ¡¡Siempre hay algo por lo que valió la pena estar en friega!!
Si tú no te cuidas a ti misma, nadie lo va a hacer por ti.
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